Cómo Afrontar Con Éxito El Miedo A Hablar En Público. Estrategias Para Mejorar La Conducta De Hablar En Público
Uno de los supuestos fundamentales desde los que partimos es que hablar en público no es algo que se hereda genéticamente, sino que se puede aprender y mejorar con la práctica y el autoanálisis.
Muchas personas, a la hora de hablar en público, experimentan miedos y temores a ser evaluados negativamente por los demás, a no ser escuchados o valorados, a no tener nada interesante o relevante que decir, y/o a la vergüenza que se pueda pasar frente a un posible fracaso.
Cierto grado de ansiedad es normal a la hora de hablar en público, e incluso puede ayudar a la persona a estar preparada para afrontar la situación. Aun así, para mucha gente la ansiedad experimentada es tan intensa que puede incluso llegar a bloquear la capacidad de actuación. Además, es muy frecuente que la persona generalice esta ansiedad a otros ámbitos de la vida, y acabe adoptando unas pautas de actuación con su entorno que impliquen la evitación y el escape de situaciones que produzcan ansiedad. El propio Cicerón decía que todo discurso de cierta importancia se caracteriza por un grado de nerviosismo.
Lo primero que hay que desarrollar para mejorar la conducta de hablar en público y afrontar el miedo o los nervios más o menos paralizantes que aparecen, es querer, es decir, fortalecer la voluntad de trabajar este tema, pensando que uno no nace siendo un excelente orador, sino que, sobre todo, se va haciendo, se va construyendo. Lo contrario a querer, en este caso, es dar largas, evitar las situaciones de cierto estrés, ocultarse o pasar desapercibido en cualquier tipo de reunión en la que se presuma que es importante o necesario hablar ante un auditorio más o menos mayor.
Algunas personas aumentan su ansiedad al hablar porque perciben al auditorio como el enemigo. Sin embargo, el público puede considerarse como personas que están interesadas en un tema determinado, que necesitan del orador, de su experiencia, de su saber para aprender algo determinado.
Conviene recordar que el miedo es un sentimiento personal e interno, el auditorio no tiene por qué darse cuenta a no ser que nosotros se lo revelemos o estemos convencidos –y, por consiguiente, nerviosos y con ansiedad- de que se van a dar cuenta rápidamente de ese estado interno.
ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA CONDUCTA DE HABLAR EN PÚBLICO
Conviene señalar que en el momento de hablar en público cada uno de nosotros pensamos y nos decimos una serie de cosas que pueden ser positivas o, por el contrario, más negativas. Este diálogo interno, depende de cómo sea, va a suponer un aumento o una disminución de angustia o de miedo. Algunas frases como: no podré, no lo lograré, es imposible para mí…, tenemos que afrontarlas y establecer estrategias útiles para modificarlas por: puedo, soy capaz, lo lograré, otros muchos lo han hecho bien y yo también puedo hacerlo…
Una ayuda para cambiar este tipo de diálogos internos a nivel de pensamientos es utilizar visualizaciones, es decir, proyecciones mentales de las imágenes de lo que queremos lograr, en nuestro caso, el propósito es poder dominar la conducta de hablar en público, mostrando competencia y seguridad. En este sentido, uno puede hacer el ejercicio práctico de imaginarse a su auditorio en positivo: interesado y motivado por la intervención, ilusionado uno mismo en exponer las ideas más originales e importantes, recibiendo algún agradecimiento de alguien del público al que le ha servido el contenido de la charla o, simplemente, las caras de las personas con sus asentimientos, sus muestras de interés, sus preguntas con las que deseaban profundizar en el tema en cuestión. ¿Te imaginas este tipo de situación o tiendes a verlo todo en negativo?
PENSAMIENTOS NEGATIVOS QUE PUEDEN PERJUDICARNOS
A LA HORA DE HABLAR EN PÚBLICO
Nuestra mente juega un papel fundamental en nuestra vida diaria. ¿Qué tipos de pensamientos podemos detectar cuando sentimos y padecemos este miedo a hablar en público, a intervenir en cualquier contexto cotidiano?
Vamos a ir señalando algunos de estos pensamientos o imágenes, que nos pueden paralizar, asfixiar, hacernos temblar o, por el contrario, si somos capaces de dominarlos y encauzarlos, podremos dar un sentido mayor a nuestra intervención, lograremos ser más eficaces.
Analízate si te encuentras en algunas de estas situaciones, pensando lo siguiente:
a) Anticipo consecuencias desfavorables y negativas, antes de emprender la tarea de hablar en público:
b) Evalúo negativamente esta situación de hablar:
c) Realizo una valoración negativa de mí mismo, reprochándome mis escasas o nulas capacidades:
d) Absolutizo mi fracaso:
e) Obsesión por las reacciones fisiológicas o psicosomáticas:
f) Evitación o voluntad de escapar de la situación estresante:
g) Generalización de las situaciones anteriores de fracaso:
h) Utilización de comparaciones dañinas y destructivas.
i) Agrando o disminuyo un detalle de la intervención.
j) Síntomas de culpabilidad que atenazan
k) Sometimiento a las etiquetas que el entorno social pone.
l) Sobreresponsabilización de fallos de otros.
m) Inestabilidad emocional –todo lo ves oscuro o negativo- que acarrea una percepción irreal de la situación
•CONCLUSIONES
La conducta de hablar en público no es heredada ni recibida genéticamente, sino que se puede aprender y mejorar.
El público puede ser percibido como enemigo -aumentará en el orador el miedo y la ansiedad- o puede ser vivido como un grupo de personas con interés por la materia o el propio conferenciante.
Algunas pautas para aminorar la ansiedad: preparar ampliamente la documentación; establecer un guión o esquema de la intervención; tener una serie de anécdotas o ejemplos para introducirlos en el momento en el que nos podamos sentir perdidos al desarrollar el discurso; realizar ejercicios de relajación y darse instrucciones positivas.
Es fundamental detectar los posibles pensamientos negativos que pueden aumentar la ansiedad o el miedo al hablar en público. Al detectarlos, se pueden analizar. Al analizarlos, se pueden modificar.
Es normal tener cierta ansiedad al hablar, ya que de este modo esta tensión a la hora de participar aumentará la eficacia en nuestros mensajes. No es raro ni infrecuente sentir este miedo.
Evitar las situaciones que no nos gustan, como el exponernos a hablar en público, no lleva a ningún lado.
Por el contrario, afrontar estas situaciones ayuda a superarlas.
• BIBLIOGRAFÍA
Como psicólogo a tiempo completo, hago que mis pacientes se sientan especiales para que puedan discutir sus problemas abiertamente. Mi objetivo es ayudar a las personas a luchar contra sus miedos y problemas de la vida.
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